- ¡Demonios! Lo que tengo que hacer aquí está claro.
Salió por la puerta lateral disparado, una exhalación casi final. Provocó un viento de cierto empuje y mariposas de papeles revolotearon dentro y ya fuera en la calle, donde peatones normales se convirtieron en escurridizos de mirada entre temorosa e interrogante.
¿Había llegado la hora?